Inversión en energías renovables
La biomasa, la energía solar y unos 50 parques eólicos han sustituido el uso de petróleo de la red, según el New York Times. En 2015, la inversión en energía -principalmente en renovables, pero también en gas licuado- había crecido hasta los 7000 millones de dólares, un 15% del PIB anual del país, muy por encima de la media mundial, informó The Guardian.
El país tiende a producir un excedente de energía renovable, lo que le permite exportar electricidad verde a otros lugares. En 2021, Uruguay generó 14,04 TW de electricidad (un 20% más que en 2020), 1119 TW para la demanda interna y exportó 2200 MW a Brasil más 627 MW a Argentina, según datos de la Administración de Comercio Internacional de Estados Unidos.
Uruguay también ha creado una hoja de ruta para la generación de hidrógeno verde, que podría posicionar al país como uno de los principales exportadores del gas, generando 2100 millones de dólares en ingresos y hasta 34.000 puestos de trabajo para 2040, según Bloomberg.
«No cabe duda de que el hidrógeno desempeñará un papel muy importante en la descarbonización mundial, y América Latina tiene la oportunidad de sumarse», declaró Omar Paganini, Ministro de Industria, Energía y Minería de Uruguay, en la Cumbre del Hidrógeno de las Américas celebrada este año.
Electrificación del transporte
Uruguay está tomando medidas en el sector del transporte para fomentar el uso de vehículos eléctricos. El país incluye reducciones fiscales en la compra de vehículos eléctricos y reduce los costes de los permisos para los taxis eléctricos. Para 2020, se habían incorporado a la flota 32 autobuses eléctricos y 76 taxis eléctricos, según las Naciones Unidas.
El país también se adhirió el año pasado a la Alianza para la Descarbonización del Transporte, que es una colaboración internacional para acelerar la transformación mundial hacia una movilidad con cero emisiones netas antes de 2050.
Esfuerzos para reducir las emisiones de metano
Al ser un país predominantemente llano, Uruguay es famoso por sus tierras de pastoreo y se sitúa sistemáticamente entre los 10 principales exportadores mundiales de carne de vacuno, con sus plantas de envasado de carne enviando un récord de 423 390 toneladas el año pasado, según Bloomberg. Esto es problemático, ya que el ganado es responsable de más del 14% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de las actividades humanas, y el ganado que produce metano representa alrededor del 65%, según las Naciones Unidas. El ganado produce actualmente unos 19 millones de toneladas de gases de efecto invernadero en Uruguay, es decir, casi la mitad del total, informa el New York Times.
Para combatir las emisiones de metano, es uno de los 150 países que han firmado el Compromiso Mundial contra el Metano, cuyo objetivo es reducirlas un 30% esta década. Entre los últimos planes ministeriales para el compromiso establecido en la COP27 figura una propuesta para ayudar a los pequeños agricultores de Kenia, Ruanda, Tanzania, Uganda, Costa Rica, Uruguay, Colombia, Pakistán y Vietnam a reducir el metano en sus sistemas lácteos.
Las conversaciones también han incluido un programa para destinar 70 millones de dólares a la investigación de la fermentación entérica, el proceso digestivo por el que algunos animales producen gas y la mayor fuente de emisiones de metano de la agricultura, informa Reuters.
En 2021, el país también se convirtió en la primera nación de Sudamérica en exportar carne de vacuno neutra en carbono, certificada por el organismo de certificación LSQA. Esto se logró mediante el uso de pastos naturales, así como a través de la conservación de bosques nativos.
Un ecosistema empresarial verde en expansión
Ninguna economía verde es posible sin la participación del ecosistema empresarial. Las industrias generan más del 30 % de las emisiones antropogénicas y desempeñarán un papel importante en la carrera hacia la consecución de cero emisiones netas, según el Índice de Transición Energética 2022 del Foro Económico Mundial.
Uruguay es atractivo para los inversores por las grandes empresas que allí se instalan, atraídas por la estabilidad de su economía y su energía sostenible. Según la consultora McKinsey, esto ha contribuido a la vitalidad del ecosistema de start-ups ecológicas.
«Estos negocios verdes representan una importante oportunidad económica -posiblemente hasta el 50% del PIB- y claramente acelerarían el desarrollo socioeconómico del país, al tiempo que impulsarían la sostenibilidad para el planeta», afirma Xavier Costantini, socio principal de McKinsey.
Fuente: El Observador