La Juanita, de moda y accesible

  • hace 1 mes

Ubicado a menos de un kilómetro del centro de José Ignacio, cada vez recibe más visitas.Hace 25 años, Ignacio Ruibal decidió mudarse al barrio La Juanita en José Ignacio. Quería un lugar nuevo alejado del casco viejo del balneario, donde sus hijos se pudieran criar en un entorno de paz, tranquilidad y a la vez rodeado de naturaleza.

En ese entonces, no había más de 10 familias de las cuales 3 o 4 vivían en el lugar todo el año. Los comercios eran escasos y estaban todos ubicados en la misma manzana, en parte debido a una reglamentación en donde se establecía que La Juanita era un barrio exclusivamente residencial, por lo que estaba prohibido establecer locales comerciales fuera del área delimitada especialmente para eso.

Hoy la situación es completamente distinta. La zona experimentó en los últimos años un crecimiento exponencial y eso se nota al recorrer las 24 manzanas que componen el barrio. Restaurantes, panaderías, almacenes, casas de decoración, hoteles y posadas, entre otros servicios, se establecieron y cambiaron la fisionomía del barrio.

Frente a la ruta, abundan los carteles de «se vende» colocados sobre los terrenos y más adentro las casas en construcción son parte del paisaje. Otras tantas, según contaron los lugareños, fueron realizadas en invierno para poder llegar a punto al verano y alquilarlas, ya que de un tiempo a esta parte la demanda durante la temporada estival «no para de crecer».

Población cordial.
En su mayoría, las viviendas van acorde con el estilo del lugar: son sencillas, lejos de los lujos de Punta del Este o su hermano mayor, José Ignacio.

Muchas fueron construidas en barro y otras con contenedores, para afectar lo menos posible el entorno. Las calles son de tierra y los pequeños comercios, gran parte de los cuales están establecidos en las propias viviendas de los habitantes del lugar, pululan por el barrio.

El crecimiento que ha tenido La Juanita, según Ruibal, se explica en parte debido a que se encuentra a solo un kilómetro del centro de José Ignacio, tiene una playa tranquila —además de linda—, está rodeado de naturaleza y el precio de los terrenos es mucho más accesible que en el resto de la zona.

«Eso lo hizo una opción ideal para los jóvenes, que en su mayoría fueron los que trajeron los emprendimientos al lugar y se quedaron a vivir aquí», dijo Ruibal, que es agente inmobiliario.

Un predio de 450 metros cuadrados en La Juanita cuesta —dependiendo de la zona— entre 36.000 y 225.000 dólares. En la zona del faro de José Ignacio, en tanto, la cifra se ubica entre los 1.000 y los 4.000 dólares el metro cuadrado.

En 2014, siguiendo los pasos de un amigo, Fernando Gómez se mudó a La Juanita y abrió su propio emprendimiento, Ferona, un restorán en donde cada noche un artista distinto toca en vivo».

La elección del barrio fue sobre todo «por la vista, por la tranquilidad y para alejarse del ruido, algo que en la vorágine de la ciudad es imposible», dijo Gómez.

Actualmente son unas 200 familias las que viven todo el año en el lugar. «Durante el invierno se vive muy tranquilo, somos todos amigos y se formó una comunidad muy linda. En verano, en tanto, hay mucha oferta de trabajo y nos gusta recibir gente de todos lados», contó Guillermina, pareja de Gómez.

Cuando llegaron, cuentan, había pocos comercios. «Hoy hay un almacén por cuadra y restoranes son cada vez más, hay unos ocho y todos funcionan bien. Al menos somos amigos y no nos vemos, eso quiere decir que estamos ocupados, que estamos laburando bien», dijo entre risas el dueño de Ferona.

Este año notaron una mayor presencia de extranjeros. «Muchos europeos y también norteamericanos que vienen buscando algo distinto», aseguró. Hace pocos días, atraído justamente por la tranquilidad del lugar, el cantante argentino Charly García llegó a Ferona a cantar y sorprendió a las personas que se encontraban esa noche en el lugar.

Emprendedores jóvenes.
Gastón Carrau, de 36 años, es otro de los jóvenes que se animó a emprender en el barrio, atraído por la llegada de turistas que aumenta cada temporada.

Durante un año, Carrau estuvo viajando por el mundo alojándose en hostels. Cuando regresó a Uruguay quiso hacer un emprendimiento similar en su país, pero sucedía que en José Ignacio, el balneario en donde había trabajado durante un tiempo, «no era un público típico de hostel»

Se le ocurrió entonces comprar un terreno en La Juanita y comenzó, de a poco, a construir lo que hoy es «La Posadita», con cuatro habitaciones —otras más en construcción— y capacidad para 15 o 20 personas.

«Comencé a alquilarlo y el emprendimiento fue tomando cada vez más importancia en mi economía y este año dejé mi trabajo para dedicarme de lleno a esto, ya que la gente viene cada vez más», contó. Según dijo, no fue el único que vio «esa veta» en el balneario.

«Más de uno ha construido casas y las ha hecho hostels o posadas. Ven que el balneario va creciendo y que en verano es cada vez más la demanda de camas mientras que la oferta no era tanta», dijo.

Un barrio exclusivo, agreste y bohemio
La Juanita no es solo un barrio agreste y bohemio, sino que tiene también algunos toques de lujo. Los grandes inversores internacionales pusieron el ojo en el lugar y construyeron el sofisticado complejo Bahía Vik (la misma cadena de Estancia Vik y Playa Vik) y el exclusivo restorán La Susana a orillas del mar. «Eso cambió totalmente lo que era el estilo del lugar y atrajo a una población flotante altísima lo que le hace perder —al menos durante los primeros días de enero— un poco el carácter al barrio», opinó Ignacio Ruibal, agente inmobiliario de la zona.

Reclaman una mejora de servicios básicos
Para Ignacio Ruibal, residente de La Juanita desde 1991, el barrio no puede seguir creciendo demográficamente «si antes no se piensa en los servicios de infraestructura, como centros de salud, educación, saneamiento o evacuación de aguas», opinó. Según dijo, para poder crecer es necesario también ofrecer seguridad con presencia cercana de policías y bomberos», dijo a El País. Esta temporada, uno de los mayores inconvenientes fue la deficiente evacuación pluvial, lo que ha provocado que muchas casas se inundaran debido a las intensas e inusuales precipitaciones estivales.

La historia detrás del show de Charly García

Fernando Gómez se enteró tres días antes que Charly García estaría tocando en su restorán. «Él últimamente está buscando salir a tocar a lugares donde se puede relajar, la pasa bien, lugares chicos, y ya había ido a tocar al bar de un amigo en Buenos Aires dos veces», contó el dueño de Ferona. En una de esas ocasiones, Charly le comentó al dueño del establecimiento porteño que quería ir a tocar a un lugar de Uruguay que estuviera tranquilo, y le propusieron que fuera al restorán de Gómez.

«Enseguida me llamaron y me dijeron: Che, va a ir a tocar Charly García, ¿está bien?. Obviamente les dije que sí, que claro que estaba bien, que cualquier cosa que necesitaran me avisaran», contó Gómez a El País. Esos tres días de espera fueron para él de puro nervio. No le reveló el secreto a nadie para que el lugar no se desbordara —algo que de todas formas pasó— y tampoco sabía si iba a venir ni a qué horas. «Con ese tipo de músicos, como Charly, nunca sabés qué va a pasar», dijo. Pero a las 23:30 de la noche del jueves 10 de enero, Gómez recibió un mensaje que decía «estamos yendo para allá». En ese momento les avisó a sus amigos más cercanos, pero el boca a boca hizo que el lugar se llenara a poco más de 5 minutos de que el músico llegó al lugar.

«La gente se metía por la ventana para verlo», contó el dueño de Ferona. El músico llegó en una camioneta junto a su novia y su amigo el Zorrito Von Quintiero.

Nota original: https://www.elpais.com.uy/vida-actual/juanita-moda-accesible-verano.html

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