El deleite de hospedarse en una galería de arte esteña

  • hace 2 semanas

No hay que ser muy viajado para darse cuenta que los emprendimientos hoteleros de Vik en José Ignacio son cosa seria. Por ejemplo, el lobby de Bahía Vik —la última inauguración de una cadena que tiene también Estancia Vik y Playa Vik, esa construcción de Marcelo Daglio sobre la playa misma de José Ignacio—, es amplio, soleado y tiene un enorme fresco de Carlos Musso en elEsos detalles son los que hacen de este lugar el destino de turistas europeos y estadounidenses que allá están de vacaciones de invierno y acá se encuentran con una versión de alta gama del paraíso.
De acuerdo a Maximiliano Broquen, director ejecutivo de Vik, de allí son los forasteros que ahora están ocupando todas las habitaciones y algunos de los cuales disfrutan de las dos piscinas junto a las mismas dunas de La Juanita.

«Alex Vik dijo alguna vez que José Ignacio es el único lugar del mundo donde Wyoming se junta con Saint Tropez». Es una buena definición que sintetiza esa combinación de playa sofisticada con una zona pastoral y más o menos salvaje a unos kilómetros de la arena.

Es por eso que Vik —un inversionista noruego de madre uruguaya cuya fortuna está estimada en 1.000 millones de dólares—, eligió el lugar para construir una residencia familiar, pero «cuando se dio cuenta que se le estaba yendo de escala me convocó a mí y empezamos con el arquitecto a pensarlo como un lugar en el que se reciban huéspedes», dice Broquen, quien prefiere no llamar a los establecimientos del grupo «hoteles», sino mantener el espíritu de casa familiar que está en el origen del proyecto. Técnicamente son hoteles.

A Estancia Vik —o sea Wyoming— le siguió Playa Vik, en la zona de Saint Tropez del emprendimiento, que originalmente era un proyecto de 6 casas de 2 y 3 dormitorios para los sobrinos e hijos de Vik. Los pasajeros allí tienen literalmente la playa en la puerta.En noviembre de este año se abrió Bahía Vik, su proyecto más grande en José Ignacio con 37 habitaciones, entre el edificio y 11 bungalows que ameritó una inversión de 15 millones dólares y cuya estadía puede alcanzar hasta 4.500 dólares la noche. Al lado abrieron La Susana, el primer emprendimiento gastronómico del grupo abierto al público en general. El nombre es en honor de la madre uruguaya de Vik.

«Nosotros trabajamos muy equitativamente con europeos, estadounidenses y latinoamericanos», dice Broquen. Ahora que están de licencia invernal en el norte, «del 20 de diciembre al 3 de enero, casi exclusivamente vienen de allí. El resto del año es más regional». Están contentos con la temporada, pero «vamos a ver cómo nos va en febrero cuando dependemos más del mercado regional».

De acuerdo a la página de ofertas de Estancia Vik, entre enero y abril, la noche por persona en la habitación más básica sale 206 dólares.

Un perfil del huésped promedio que aprovecha estos lujos, según Broquen, «es alguien que viaja todo el año y está en hoteles de grandes marcas donde el servicio está muy robotizado porque eso es necesario para un hombre de negocios. Pero cuando viene con la familia, quiere algo más relajado, estar metido en la cultura local». Allí, Broquen incluye «las fiestas privadas, los eventos de polo, los acontecimientos de arte». Conocer la movida del lugar, dice, es parte esencial de la filosofía de los lugares.

Y está el arte con una omnipresencia en el proyecto. Las habitaciones están personalizadas por artistas (quienes incluso, está pensado, guiarán visitas ilustrando el proceso de su obra). «Esto de que cada habitación sea la obra de arte de un artista es único». La verdad que sí, pero eso parece también ser parte de la filosofía del lugar.

La zona puede crecer aún más

De acuerdo a Broquen, José Ignacio tiene una ventaja: una junta vecinal que decide la pertinencia de los proyectos, lo que mantiene a la zona «creciendo bien». El pueblo, dice el ejecutivo, está «bastante saturado» pero hacia el lado de Rocha (al este) y de Santa Mónica (al oeste) «hay lugares y faltan camas». Igual descarta que Vik tenga proyectos concretos o comunicables de seguir expandiéndose. «Por ahora vamos a quedarnos con lo que tenemos. Crecimos mucho: pasamos de 12 habitaciones en 2009 a más de 70». Ya habrá tiempo, dice, de pensar en cosas nuevas.

Fuente: elpais.com.uy

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