Entre 2019 y 2020 se triplicaron las residencias otorgadas a argentinos, y en lo que va de 2021, las consultas crecieron exponencialmente. Aunque aún es pronto para hablar de un boom, desde el sector anticipan que podría estar comenzando una “segunda ola” de compradores nacionales y comparan el momento con lo que sucedió entre 2010 y 2013.
Luego del anuncio de la apertura gradual de fronteras, cientos de argentinos comenzaron a conectarse con inmobiliarias uruguayas para solicitar asesoramiento sobre el mercado inmobiliario del país vecino. “En los últimos días, los llamados se triplicaron. Hubo un momento del año pasado en el que habían aumentado y luego adquirieron un ritmo menor, pero ahora nuevamente volvió el interés”, explicaron Fabián Kopel y Sebastián Sánchez, directores de la desarrolladora Kopel Sánchez.
¿Quiénes son los grupos de argentinos que buscan propiedades?
Los especialistas dividen al público de argentinos interesados en el mercado inmobiliario uruguayo en tres grandes grupos:
Por un lado están los compradores de alto poder adquisitivo, que buscan acceder a una propiedad en las zonas más exclusivas del país y migran para construir una nueva vida allí. Kopel explica que la mayoría de este grupo son familias de alto poder adquisitivo que emigraron con el objetivo de empezar una vida en otro país. “Eso generó una gran demanda de departamentos y casas de alta gama que hizo que, en determinadas zonas, subieran los precios considerablemente.” explica el director de la desarrolladora.
En segundo lugar, están los que invierten para acceder a la residencia fiscal, motivados por la exención de impuestos que promueve el Gobierno. Este público está conformado, según explica Kopel por “familias de clase media y alta que el Gobierno aspira que puedan radicarse en el país, trabajar en cargos gerenciales o atender nuevos negocios”. Estas familias, con el objetivo de obtener la residencia fiscal, invierten hasta US$400.000 en uno o varios inmuebles, en algunos casos terminados y en otros, en pozo.
Y por último, personas radicadas en distintas partes del mundo que buscan un lugar donde colocar sus ahorros y adquieren inmuebles dadas las altas tasas de rentabilidad, que rondan entre el 5% y 6% anual en dólares. Este último grupo de compradores está compuesto por argentinos o ciudadanos de otras nacionalidades que, con el objetivo de deslocalizar sus ahorros, invierten en el país vecino.
Fuente: La Nación