Orígenes y desarrollo de esta ciudad, en un notable libro de la experta uruguaya Yvette Trochon Ghislieri.El vapor Golondrina salió de Montevideo, Uruguay, a las 9.30 de la mañana y los viajeros, ricos argentinos y uruguayos, desembarcaron en el muelle de Punta del Este a las 4 de la tarde. Los recibió una banda de música y un grupo de curiosos. Vieron el faro, los edificios del puerto, un muelle de madera, algunos chalets y el hotel de un pionero, Pedro Risso. Era febrero de 1907 y aquella era la primera temporada de verano, con los primeros turistas, convocados por la Sociedad Balneario de Punta del Este.Una vista actual del puerto la ciudad de Punta del Este
Ellos se asombraron porque solo había tres cuadras entre las playas de La Brava y La Mansa. Les gustó el paisaje y algunos compraron acciones de la sociedad, otros encargaron la construcción de chalets. Se decía que allí pronto habría un nuevo hotel, casino, ramblas y un teatro. Con el tiempo llegarían las cabalgatas, el yachting y el golf.
Era un cambio fuerte para ese paisaje de playas, médanos y vientos huracanados. Mientras brotaban los bosques de pinos y eucaliptos sembrados por Antonio Lussich y el cónsul británico hospedado en Maldonado, Henry William Burnett, muchos otros veranos llegarían.
Así es, Punta del Este nació por decisión de las élites argentina y uruguaya, las arenas se valorizaron y la ilusión de pasarla bien renació en cada generación. Estos son algunos de los grandes temas analizados en “Punta del Este: el Edén oriental, 1907-1997”, un notable libro de la historiadora uruguaya Yvette Trochon Ghislieri, publicado por la editorial Fin de Siglo y la Intendencia de Maldonado. Son más de 500 páginas llenas de reflexiones sutiles, testimonios de época y fotos.
La obra es un llamado a desmontar prejuicios y fantasmas, para ver lo que este balneario despierta en la imaginación. Es que Punta del Este nació y creció a partir del sueño de muchas personas: veraneantes, trabajadores de la industria turística, celebridades de la política, los negocios y las artes.El empresario Mauricio Litman junto a Mirtha Legrand, Walter Pidgeon y Silvana Pampanini en el festival de cine de Punta del Este en la década de 1950
Como todo Edén, guarda promesas y tentaciones, personajes, historias. Es el caso del nacimiento del festival de cine impulsado por el empresario Mauricio Litman en 1951, cuando el balneario sufría la ausencia de los argentinos. O el dilema que hoy plantean las torres de departamentos, opuestas al paisaje de pinos y casonas de estilo normando diseñadas hacia 1950 por el arquitecto Arturo Dubourg en el barrio del golf.
Con la llegada de las clases medias, desde 1960 la élite se replegó en sí misma. Y el balneario se democratizó, más allá de la especulación inmobiliaria, los inviernos y las preocupaciones ecológicas. No es un enclave argentino, aunque varios argentinos jugaron allí un rol importante. Punta del Este pertenece al Uruguay de ayer y de hoy, es el gran escenario de la convivencia rioplatense.Los dedos, emblema de las playas de Punta del Este