Un nuevo libro recoge todas las ventajas que tiene soltar palabrotasPor fin llega la venganza que tanto hemos esperado. Aquellos castigos por soltar tacos acaban de perder todo el sentido según el libro Black Sheep: The Hidden Benefits of Being Bad de Richard Stephens.
En este volumen se recopilan decenas de estudios sobre las palabrotas. ¿Pueden no ser tan malas como pensábamos? Stephens opina que sí, y lo ha demostrado a través de evidencias como las cinco siguientes:
1- Hacen que te comuniques de manera más efectiva
Al añadir información emocional a los mensajes, es más fácil llegar a los interlocutores con la intención debida. Incluir un taco suma ira, disgusto o dolor al discurso, de forma que se entiende mucho mejor lo que se quiere decir.
2- Te vuelven más pacífico
De alguna manera hay que desahogarse. Y, ya que darse de hostias no suele ser una opción loable, soltar tacos e insultos siempre es una buena alternativa para condensar la violencia intrínseca que todos tenemos.
3- Crean lazos entre personas
Se ha demostrado que, contrariamente a lo que solemos pensar, decir palabrotas es también una forma de ser cortés. Según un estudio de Nueva Zelanda, los trabajadores que dicen más tacos funcionan mejor entre sí que quienes se comportan de manera más correcta. Al abrirte más, muestras mayor compenetración y llegas a establecer un vínculo más estrecho con quienes te rodean.
4- Te hacen más fuerte
La tolerancia al dolor aumenta cuando dices palabras malsonantes. En un estudio demostraron que al repetir un insulto eres capaz de aguantar más tiempo la mano en el agua fría, al contrario de si te quedas completamente callado. Esto se genera al dividir la actividad cerebral en dos zonas distintas, dejando de lado la actividad principal al rebajarla con una secundaria que activa el sistema emocional.
5- Pueden volverte más persuasivo
Los agravios también aumentan la eficacia de un mensaje, sobre todo cuando es visto como una sorpresa positiva. Un estudio de 2014 encontró que cuando se emplean en blogs sobre política en momentos determinados, la atención por parte del lector aumenta. Esto también podría contestar a por qué utilizamos palabrotas mucho más en internet que en la vida real, ya que aquí solemos intentar convencer con más eficacia y siempre pensamos más el discurso que vamos a dar.
Las personas de clase media alta insultan más que las de clase media baja
Además, se ha determinado que decir palabras malsonantes no está reñido a ser de una clase social baja, como se acostumbra a pensar. Por el contrario, una investigación de 2004 demostró que la clase media alta insulta con mayor asiduidad que la clase media baja, lo que supone que en algún punto de la escala social las personas dejan de preocuparse por su lenguaje.
Fuente: Playground