Una campaña intenta terminar de una vez con un hábito que complica la interacción dentro del hogar¡Está cansado de que en cada una de las comidas grupales haya alguien que saque su celular para hacer una foto de su plato y colgarla en Instagram o Snapchat? Common Sense Media, un equipo de educadores especializados, tiene una sugerencia: persuada a su familia de probar una cena libre de dispositivos.
El grupo lanzó una campaña desafiando a las familias a dejar de lado los dispositivos durante la cena, apagar los teléfonos y hablarse unos a otros a la cara. La idea fue transmitida durante las primeras fechas de los Juegos Olímpicos Río 2016 mediante varios spots publicitarios para televisión y redes sociales. La pieza muestra cómo estar pendiente del celular o la tableta puede, en realidad, desconectar a la persona de todo lo que sucede alrededor.
NBC transmitió los avisos en prime-time durante la apertura de los Juegos y continúa haciéndolo desde entonces. Common Sense ve a la campaña en general como «un esfuerzo de varios años que finalmente se concreta» y planea seguir reforzando la idea con diferentes especiales en fechas festivas, como Navidad y Fin de Año.
El grupo, que ha realizado una amplia investigación sobre cómo afectan los dispositivos a los niños y a las familias, decidió concentrar muchos de sus estudios en el momento de la cena familiar. Encontraron que muchas familias tienen dificultades para determinar si los teléfonos inteligentes y otros dispositivos deberían ser permitidos en la mesa al momento de comer. Una nueva encuesta del grupo arrojó que más de la mitad de los padres o tutores consultados dijeron estar preocupados por el uso de la tecnología en la mesa. El 35% dijo que ya ha tenido una discusión sobre el uso de dispositivos en la mesa de la cena.
A pesar de estas preocupaciones, el 47% de los padres dijo que ellos mismos o un miembro de la familia habían utilizado un teléfono durante alguna cena reciente. Otro 19% dijo que diariamente mantienen la tecnología sobre la mesa mientras comen. Gracias a esta muestra, se ha demostrado que los dispositivos electrónicos inteligentes alteran las conversaciones, incluso cuando no están en uso. Y que las familias son, en general, «felices» por sus efectos: 71% dijo que sienten que los celulares los unen.
«Las cenas familiares son un lugar obvio para concentrar nuestros estudios porque son un lugar para la conversación y la conexión personal», dijo Robb. Los estudios han sugerido que las comidas familiares son importantes para el desarrollo de vocabulario, así como para establecer ideas acerca de la nutrición. Otras investigaciones han demostrado que los niños que comparten la cena con sus familias son menos propensos a abusar de sustancias.
Y si bien la idea de una cena familiar puede parecer una reliquia o una escena extraída de una sitcom de la década de 1950, Robb dijo que la investigación del grupo muestra que todavía es una práctica muy común. Common Sense entrevistó a más de 800 familias con hijos de entre 2 y 17 años y de diferentes razas y niveles y encontró que el 70% de las familias informó que siempre buscan tiempo para cenar juntos cinco o más veces a la semana.
«Es una cifra más alta de lo que esperaba», dijo Robb. «Sin embargo, apunta a la importancia de la cena en familia como una institución cultural alcanzable para la mayoría de las familias; no es solo algo de tiempos pasados», agregó.
La campaña de Common Sense, según contó Robb, no está interesada en hacer que las personas abandonen sus teléfonos por completo. Tampoco los padres deben sentir que tienen que ser militantes de una mesa sin tecnología. Si por ejemplo durante la conversación familiar surge comentar algo acerca de una video que se ha hecho viral en las redes o sobre una foto que ha aparecido en Facebook o Whatsapp, es válido que las personas tomen un dispositivo para ver ese contenido de internet todos juntos en la mesa. «Solo estamos tratando de hacer que la gente sea más consciente de los efectos del uso de dispositivos en ese momento compartido», aclaró el director de la organización.
Desconectarse tan solo los 20 minutos que le lleva a una familia cenar junta puede calmar a todos aquellos preocupados por el tiempo que cualquiera necesita alejado de una pantalla.
Un encuentro subvaluado
El chef y docente Diego Ruete considera que «tanto la cocina como la hora de sentarse en familia a la mesa están subvaluadas como herramientas educativas, formadoras de hábitos, valores y fortalecedoras del vinculo familiar», lo que redunda en normas menos claras (o la ausencia total de ellas) a la hora de manejar la relación con los teléfonos celulares una vez que la familia se sienta a la mesa.
«Si a eso le agregamos el factor del uso (y abuso) del celular a la hora de comer creo que simplemente estamos perdiendo una gran chance de generar o fortalecer todo lo anterior».
El cocinero destacó además que en su método de enseñanza para niños, educocina, el lema que se utiliza es el de «desconectar para conectar» precisamente porque no hay posibilidad de conexión con la actividad mientras se presta atención a un dispositivo electrónico.
Fuente: Basado en The Washington Post